¿Puede un
sueño hacerse realidad? ¿Puede la realidad resultar siendo un sueño?
Un día, como
tantos otros, me encontraba haciendo garabatos en un trozo de papel. Mis trazos
suelen terminar transformados en muñecas en las que predomina toda la dulzura
que soy capaz de transmitirles con cuatro rallas sin orden ni concierto.
Aquel día la
muñequita que acababa de esbozar tenía pelo rizado, una flor en la mano, y se
llamaba Martina. No preguntéis por qué elegí ese nombre. Simplemente ella tenía
cara de Martina y estaba llamada a jugar un papel importante en algo. ¿En qué?
Aun no lo sabía. No había historia para una niña pelirroja (algo más se iba
conociendo, Martina era pelirroja) en
mente… Por lo pronto ese papel pasó a mi scanner y de allí al PC. Abrí un
programa de retoque y comencé, con la imprecisión que da el ratón, a jugar con Martina.
En algún
lugar de mi ordenador tengo guardadas varias historias para niños, y una de ellas pedía a gritos salir a la luz.
Se trataba de una brujita inconformista y (¿casualidad?) con aspecto dulce, pelo
rizado y pelirroja.
Entonces el
dibujo de la niña perdió su flor y ganó un sombrero, una capa de bruja y una brocha… ¿Para qué?
La historia olvidada ahora tenía su personaje y mi
muñequita tenía su historia.
Ha pasado el tiempo. Ha habido muchos
vaivenes. He caído y me he levantado. El
miedo y la incertidumbre como compañeros de viaje me llenaron de dudas y
temores. Pero hoy, con orgullo y alegría, os comunico que Martina ya está entre nosotros.
Montse