"La mejor metáfora de amor que he escuchado es el poema "Es hielo abrasador" de Francisco de Quevedo:
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente
un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!"
"Enfermedad que crece si es curada"...Entonces será que hay epidemia porque compartirlo ha sido todo un acierto por tu parte.
ResponderEliminarBellísimo
BesOte
PD.- Por cierto, ¿sabes por qué al romanticismo momentáneo se le denomina romanticón en tono peyorativo?? :-)
Jaja, Oteaba, pues se ve que yo hoy estoy de lo más romanticon-a.
ResponderEliminarGracias por tus palabras.
Un besote y una sonrisa.
;)
El jodío Amor siempre haciendo y deshaciendo a su antojo, unas veces da y otras roba.
ResponderEliminarEs como el niño Jaimito.
Un besito,
¡Qué grande, Quevedo y sus paradojas!
ResponderEliminarPoesía del Siglo de Oro, nada menos. Gracias por compartirla. Yo creo que no se cura, siendo curada. En todo caso se curará con el desamor. Que, claro, es peor.
Un biquiño, Amig@
Hermoso soneto. Quevedo siempre será mucho "Quevedo"
ResponderEliminarSiempre le llamó al vino :vino
Abrazos
Amo la metáfora y este poema es una delicia para mis sentidos. Cuánto puedes llegar a aprender, si sabes ver más allá de lo que muestran las palabras.
ResponderEliminarUna gozada de soneto, Montse.
ResponderEliminarGracias por traerlo hasta aquí y recordárnoslo.
Un abrazo gigante ( o dos).
Puede que sea la primavera, puede que estés romanticona, pero en cualquier caso, es una preciosidad. No me canso de leerlo. Muchas gracias por publicarlo. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
ResponderEliminarhttp://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
No lo conocía.
ResponderEliminarNo suele gustarme mucho la poesía tradicional.
Sospecho que para cuadrar métrica y rimas muchas veces se disfrazan los sentimientos y se retuercen las metáforas.
Besos.
Saudades,
ResponderEliminaren eso radica su encanto mientras dura y que, cuando acaba, conduce al desencanto.
Jaja.
Besos
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Salamandrágora
Celebro que te haya gustado. Sí es una poesía cargada de matices y que nos recuerda que como todo, lo que empieza alguna vez acaba...
Un abrazo
André,
ResponderEliminarlo encontré como digo por casualidad y me encantó. Es claro y sobre todo está cargado de verdad
Un abrazo
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S.
Ante todo bienvenida a esta pequeña esquinita.
De siempre me gustó la poesía que se pudiera entender. Por eso estoy completamente de acuerdo contigo.
Abrazos
Kayla,
ResponderEliminarveo que tú sí lo conocías. A mí en cambio me llegó al alma por sorpresa. Pienso que deberíamos acordarnos más a menudo de los clásicos.
Hay tanto bueno que tenemos olvidado...
Un abrazo
Pepe,
ResponderEliminargracias por tus palabras. Me alegro de que te haya gustado. Pensé que de vez en cuando merece la pena una mirada al pasado...
Un abrazo
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Toro,
Conociendo tu estilo, como ya lo conozco, comprendo tus palabras, pero hay que tener en cuenta que pese a todo, el tema de la rima es una dificultad añadida, y la verdad es que si además el significado se mantiene, es todo un logro. Yo, nieta de poetas del ayer, lo admiro.
Abrazos
Montse, a veces encontramos cosas así pero no nos damos cuenta de que son de oro y las arrinconamos como chatarra. Gracias por enseñarnos esta pequeña joya.
ResponderEliminarUn abrazo
Teresa
Teresa, gracias a tí por tu precioso comentario. Lo tuyo fue una metáfora en toda regla.
ResponderEliminar:)
Un abrazo
Me ha encantado
ResponderEliminarme rcuerda a los versos que leia a solas con mi adolescencia
Lo tenemos catalogadio de sarcástico, pero cuando habla de amor, deja dicho.
ResponderEliminarMe alegro Mucha de haberte acompañado en tu vuelta a esa añorada adolescencia.
ResponderEliminarUn abrazo
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Es cierto, Tracy, yo tampoco lo encuadraba en esta faceta suya.
Abrazos
Sí. Ingenioso el soneto del maestro.
ResponderEliminarY el Amor, siempre viene bien.
Un abrazo, Amiga.
Ingenioso y sobre buen tema, Celia, ¿Se puede pedir más?
ResponderEliminarAbrazos
La verdad es que, si te pones hielo un rato porque te has dado un golpe, al final parece que te abrasa de lo frío que está. Creo que es un verso acertado, como el resto del poema.
ResponderEliminarDe hecho Amelche, cuando coges nieve, al final te quemas las manos.
ResponderEliminarPero creo que no van por ahí los tiros...
Jaja
Besos
Y luego dicen que Quevedo era un socarrón guasón. Buena definición, sí señora.
ResponderEliminarCuídate y que estés disfrutando de este domingo en que celebrar a la madre. Felicidades, Montse.
Besos cariñosos.
Alberto, su fama es esa, pero ahí están sus escritos para demostrar que también sabía escribir cosas bellas y serias.
ResponderEliminarUn abrazo, y mil gracias.
Qué soneto bello Mon!
ResponderEliminarCuando te apareces con estos descubrimientos, me encanta.
Los versos son maravillosos. La métrica y la rima, propia de los grandes, no es fácil lograrlas.
Te mando un beso
Oh, ese amor que hace trabajar a nuestras musas! Es mejor cocinar, creo.
Cúanto más mayor me hago, más me gustan los clásicos jeje
ResponderEliminarGracias Vivian,
ResponderEliminarEl mérito es tuyo por saber apreciarlo. No todo el mundo llega al fondo de un poema.
¿Cocinar o escribir sobre amor?
Difícil disyuntiva.
Un besote
Alfonso,
ResponderEliminaryo soy muy de clásicos, de cada tres libros que leo, uno es un clásico de siempre. A veces cuesta leerlos, pero desde mi punto de vista, compensa el esfuerzo por la satisfacción que deja su lectura.
Saludos
Precioso Montse!.. me ha gustado mucho. Y no lo conocía... quizá lo leí en alguna ocasión, pero no me acordaba..
ResponderEliminarBesotes!!
Me alegro Alma. Creo que de vez en cuando merece la pena visitar a los clásicos con perlas como esta.
ResponderEliminarUn abrazo
Salu2 de buenas tardes y otro poema:
ResponderEliminarUmbrío por la pena, casi bruno.
Porque la pena tizna cuando estalla,
Donde yo no me hallo no se halla
Hombre más apenado que ninguno.
Pena con pena y pena desayuno,
Pena es mi paz y pena mi batalla,
Perro que ni deja ni se calla,
Siempre a su dueño fiel, pero importuno.
Cardos, penas me ponen su corona,
Cardos, penas, me azuza sus leopardos
Y no me dejan bueno hueso alguno.
No podrá con la pena mi persona
Circundada de penas y de cardos…
¡Cuánto penar para morirse uno!
Miguel Hernández
El rayo que no cesa
Ay, Tronken, pero éste, aunque un poema de gran belleza es mucho más triste. Dame amor, que lo prefiero a la muerte.
ResponderEliminarGracias, amigo
Un abrazo
Como de costumbre querida amiga siempre nos sorprendes con lo fantástico y poético…Va un saludo en a distancia, Rodisi
ResponderEliminarRealmente genial, hecho por un genio.
ResponderEliminarBesos.
Conozco este poema, y en verdad es una maravilla.
ResponderEliminarEs melodía, es canción que atraviesa los sentidos.
Gracias por recordármela.
Un beso.
Mercedes.
Rodisi, celebro que te haya gustado. Tal vez tú, por eso de la distancia, conozcas menos a Quevedo. Me alegro de habertelo acercado.
ResponderEliminarAbrazos
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Josef,
Me alegro de que te haya gustado. Seguro que ya lo habías leído antes.
Abrazos
Mercedes,
ResponderEliminarA veces la belleza pasa a nuestro lado y nos damos cuenta. Me alegro de haber tenido "vista" esta vez. Yo no lo concía, al menos no lo recordaba.
Abrazos
Pues a mi también me ha gustado...será la primavera o la primajuana, que nos tiene engatusaos!!!...
ResponderEliminarBesitos.
Jaja, Syl, me ha hecho gracia lo de la prima Juana.
ResponderEliminarMe alegro de que te gustara.
Un abrazo
El amor como abismo... tela telita marinera!!!
ResponderEliminarBesos!
Celebro que te guste, Ana.
ResponderEliminarUn abrazo