Me estremezco a su paso, no puedo evitarlo.
Tirito de frío aunque no lo sienta…
Me emociona ver el esfuerzo de los costaleros, esos niños de corta edad cargados con garrafas de agua, la mujer descalza que arrastra pesadamente sus doloridos pies sobre el asfalto o, ese hombre que tira de la cruz...
No soy la única.
Hay más de una persona en los alrededores que no puede contener las lágrimas…
Mi hija pequeña me pregunta -¿Por qué lloran?
-Es emoción, María del Mar…- Le respondo.
- Y, ¿Qué es “emoción”?- Vuelve a preguntar.
-Llorar, sin saber realmente el por qué, contesto mecánicamente…
Este año mi hijo se vistió de penitente, y, dice que el año que viene repite. La procesión pasa, las velas se alejan, los tambores se oyen más distantes, esa saeta se escucha ya lejos y todo se desvanece poco a poco, como si de un sueño se tratara.
Tirito de frío aunque no lo sienta…
Me emociona ver el esfuerzo de los costaleros, esos niños de corta edad cargados con garrafas de agua, la mujer descalza que arrastra pesadamente sus doloridos pies sobre el asfalto o, ese hombre que tira de la cruz...
No soy la única.
Hay más de una persona en los alrededores que no puede contener las lágrimas…
Mi hija pequeña me pregunta -¿Por qué lloran?
-Es emoción, María del Mar…- Le respondo.
- Y, ¿Qué es “emoción”?- Vuelve a preguntar.
-Llorar, sin saber realmente el por qué, contesto mecánicamente…
Este año mi hijo se vistió de penitente, y, dice que el año que viene repite. La procesión pasa, las velas se alejan, los tambores se oyen más distantes, esa saeta se escucha ya lejos y todo se desvanece poco a poco, como si de un sueño se tratara.
¿Y, mañana...?