No todo el pasado de un lugar se encuentra en los libros. Hay veces que un hecho no documentado se transmite de padres a hijos dando lugar a las leyendas. En algunas localidades estos capítulos "no probados" de la historia siguen hoy en día en la memoria de sus gentes. Se trata de hechos y situaciones que han acompañado a la “verdadera” historia que hay en los libros y que a veces, incluso la completan.
En Arenas de San Pedro, el lugar en el que yo veraneaba siendo una niña, también hay historias que, después de siglos, siguen en boca de los lugareños:
… se cuenta que al llegar la noche, Doña Juana de Pimentel, apodada la Triste Condesa, sale de su residencia en busca del amor perdido. Vaga sola por las calles de la ciudad sin perder la esperanza de encontrarse de nuevo con su amado Don Álvaro de Luna, que un día fue decapitado. Ella se niega a aceptar su partida, lo busca una y otra vez y, todos los días, conforme llega la mañana, Juana de Pimentel regresa a su castillo a llorar de nuevo su muerte.
En Arenas de San Pedro, el lugar en el que yo veraneaba siendo una niña, también hay historias que, después de siglos, siguen en boca de los lugareños:
… se cuenta que al llegar la noche, Doña Juana de Pimentel, apodada la Triste Condesa, sale de su residencia en busca del amor perdido. Vaga sola por las calles de la ciudad sin perder la esperanza de encontrarse de nuevo con su amado Don Álvaro de Luna, que un día fue decapitado. Ella se niega a aceptar su partida, lo busca una y otra vez y, todos los días, conforme llega la mañana, Juana de Pimentel regresa a su castillo a llorar de nuevo su muerte.
Según la leyenda, su llanto puede ser escuchado si se acerca el oído a los muros de la fortaleza o incluso en el silencio de algunos rincones solitarios y oscuros, en sus callejas…
Precioso, ¿No?
Precioso, ¿No?
Yo misma una noche de madrugada pegué mi oído al muro...
¿Conocéis alguna otra?
Yuria me ha nominado como AMIGA blogger y eso se agradece.
Carlos,
ResponderEliminarTe lo prometí hace tiempo, pero como tantas cosas, quedó traspapelado.
Más vale tarde...
Besos
Preciosa leyenda.
ResponderEliminarEres una romántica, y me encanta.
Besos desde Madrid
Mercedes,
ResponderEliminarjaja, ¡tocada!
Oye, te imaginas actuando tú como doña Juana?
Sería un Ballet precioso.
...
Locuras mías.
Besos desde Almería.
Realmente precioso...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Y esta vez verdadero, Antonio.
ResponderEliminarUn abrazo
Por desgracia, estas historias siempre se cobraron sus víctimas. Sí, son preciosas, pero...!vaya precio!!!. Un abrazo.
ResponderEliminarMe recuerda las leyendas de La Alhambra.
ResponderEliminarEs muy bonito.
Besos.
Pedro,
ResponderEliminarla verdad es que pensando en el pasado sí la historia es dura, pero pensando en el presente, la historia es bonita.
Al menos a mí me lo parece.
Un abrazo
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Cornelivs,
Sí es cierto, el mismo aire con olor a misterio y romanticismo.
Un abrazo
Montse me encantan estas viejas leyendas, con tu permiso te dejo un enlace en el que podrás leer la leyenda de la fuente de Zulema, ubicada en Aracena.
ResponderEliminarhttp://www.geocaching.com/seek/cache_details.aspx?wp=GC1PRV3&Submit6=Find
A mi me gusto mucho esta historia, la conocí cuando visité las Cuevas de las Maravillas.
Un beso.
Se cuenta que Alfonso XII gustaba de variar en la cama con cuantas mujeres le apeteciese, fuese o no verdad el caso, se dice documentado, lo que la leyenda cuenta es que se enamoro de cierta hija del lechero que vivía muy cerca de palacio, el cual era republicano hasta la medula, fijaos bien si lo era, que no le vendía su leche a los monarcas ni cortesanos del aquel entonces, ¿lastima de que su hija cayese presa de los requiebros del rey?, tal vez, pero en su letrero, inexplicablemente para todos, puso: “proveedor de la casa real”. A ver quién era el guapo que le decía algo.
ResponderEliminarSalu2
Oreadas,
ResponderEliminarahora mismo sin tiempo, pero a lo largo de la mañana me paso y lo miro. A mí también me encantan estas leyendas ( Por qué no, verdades no escritas?)
Un abrazo
rlfox,
ResponderEliminarPues la verdad es que tanto el rey como la chica tuvieron pantalones. Yo sí se que Inglaterra los comercios que proveen a la casa real cuelgan el escudo en la calle, e igual sucede con el príncipe de Gales, pero no lo había oído por aquí, jaja.
Eres malo ;)
Un abrazo mañanero
decía cortazar que escribir era como parir una pequeña parte de ti que necesitaba salir para poder llegar a los demas. muy bonito tu blog, me recyuerda a uno que tenia yo hace tiempo sobre literatura.
ResponderEliminarGracias Blend,
ResponderEliminarla verdad es que para mí es una alegría poder comunicarme por aquí, puesto que ¿qué es un blog, sino otra forma más de comunicación?
Preciosa esta leyenda Montse, no la conocía.
ResponderEliminarUn besazo.
María,
ResponderEliminarLe prometí a un buen amigo contarsela y aunque preparado el post, se perdió.
Ayer aparecio...
Me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo
Hola hola, mil gracias por dejar tu aliento "entre las imágenes y mis palabras", es un honor que a-demás- te hayas quedado para seguirme :)
ResponderEliminar...
Ahora al relato-leyenda ¡¡me encanta escucharlas!! y ésta, anima a pegar 'los orejos' al muro.
Abrazos y buena semana
Mariluz,
ResponderEliminargracias por llegar hasta aquí. Siempre es un placer encontrar bellos rincones en los que uno es bien recibido y tu mar es una delicia.
Agradezco tus palabras.
Un abrazo
Una historia de amor
ResponderEliminarmás alla de la muerte.
Preciosa leyenda.
Besos
Marisa,
ResponderEliminar¿leyenda?
YO acerqué mi oído al muro...
Un abrazo
Me recuerda mucho a la historia que cuenta la canción 'Llorando por Granada' de Los Puntos, de aquél moro se queda vagando por la Alhambra... los monumentos así, como el que describes, yo creo que se quedan como impregnados de los hechos que acaecieron en ellos... ¿no?
ResponderEliminarAlfonso,
ResponderEliminarTienes razón. Yo que he vivido en Granada debería haberlo pensado, pero ...
jaja
Eres un crack.
¿Leiste las leyendas de la Alhambra?
Salu2
me recuerda a "el rayo de luna" de Bécquer.
ResponderEliminarMuy bonito Montse. Sigue escribiendo
un saludo
Viyo,
ResponderEliminarUy! qué sorpresa!.
Mil gracias por tus palabras. Sí es cierto que tiene un aire a las leyendas de Becquer, pero esto es real. Te lo aseguro.
Un abrazo
Hola Montse:
ResponderEliminarQue historia más tristona.... Aiiis l'amour (se dice asi? jejeje).
Ahora no recuerdo ninguna, pero de leyendas está la historia llena.
Un besote
Ains,Shedir que yo de francés ni idea. jaja
ResponderEliminarSé que tiene que haber miles, quizás algún día me de por investigar. El tema es precioso.
;)
Un besote
Hay algo en mi blog para ti. Chao.
ResponderEliminarGracias Yuria,
ResponderEliminarcomo verás ya lo colgué.
Y queda tan bonitoo!!
Besos
Todas las leyendas son buenas pero cuentanos ¿llegaste a escuchar algo?
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Javier,
ResponderEliminarSi amigo. Escuché algo. Sólo una vez, pues lo intenté más de una, pero dentro de los muros se escuchaban como suspiros que los demás, riendo, achacaron a una lechuza.
NO sé lo que oí, pero algo SONÓ.
Un abrazo
¡Vaya!, dos años viviendo allí y nunca pegué mi oído a esos muros...
ResponderEliminarTriste historia, Montse.
Besos. ;-)
Aún hay tiempo Carlos, seguro que sigue vagando por las callejas en busca de D. Alvaro.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué injusta es la vida, que te roba el amor cuando lo encuentras.
ResponderEliminarAmelche,
ResponderEliminarEso sí era amor que duró hasta después de la muerte.
Hoy, divorcio y plis, plas.