Segunda parte

Completamente inconsciente de que todo era un sueño, disfruté  de aquel beso.

Incontrolables temblores de pasión se apoderaron de mi cuerpo. Labio con labio, sentí la miel que durante unos segundos me fue regalada, y de pronto… Todo acabó. Desperté de golpe, temblando aún; la pasión permanecía dentro de mi cuerpo. Por suerte no me había abandonado. Abriendo los ojos, y mirando alrededor, lo vi. Como yo sólo  unos segundos antes, él dormía  totalmente ajeno a mi sueño.

Entonces toqué suavemente su hombro y acaricié su rostro, susurrándole al oído…

– Besame de nuevo, amor.