¡¡¡Sí, ya me pusiste la tirita, pero la herida todavía duele!!!
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Me contaba un buen amigo los problemas que está teniendo con su hija adolescente, no sé si en busca de consuelo, o simplemente como descarga, porque ya se sabe, los problemas compartidos son “menos problema” y yo, en lugar de darle todo el ánimo y el apoyo que necesitaba, me aproveché y compartí con él una pequeña parte de mis propias preocupaciones.
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Hoy acompañé a mi hijo de 18 años a la estación de autobuses en Almería. Son 15 minutos de coche, en total poco más de media hora, que me sirvieron para reflexionar sobre el tema y llegar a la conclusión de que los hijos dan muchas alegrías, pero a veces...
¡DUELEN TANTO!
No se me ocurre una frase más certera que ésta para describir la relación entre padres e hijos cuando alcanzan una determinada edad.