Anécdotas de vacaciones

Odio el sudor, tanto ajeno como en mí misma. Es una fobia como otra cualquiera, que yo no adquirí sino que me fue impuesta de nacimiento.
Esas gotas que me caen o que le caen al de enfrente, incontroladas, regando todo lo que tienen debajo, me ponen descompuesta.
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Me comen los mosquitos
Estando yo, el resto del personal que me rodea, puede caminar tranquilo pues os aseguro que me picaran todos a mí.
Si, ya sé que eso es que tengo la sangre dulce, pero…
¡JOROBA!
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He estado de vacaciones en Riviera Maya, en donde el sudor me acompañaba, y por supuesto como a mí a todo el mundo, en todo momento y, los mosquitos, que por cierto allí eran negros, te perseguían donde quiera que estuvieras.
Menos mal que una vez al día, una tormenta tropical se encargaba de lavarnos a todos y dejarnos tan limpitos, empapados de agua de lluvia,
¡Bendita lluvia!
Claro que a mayor humedad, más molestos "chupasangre".…
Doy gracias a que llevé conmigo un repelente para mosquitos tropicales que “casi” cumplió su misión.
He aprendido que los dedos de los pies también importan. Era en el único sitio en donde no me daba repelente. ¿Quién iba a imaginar que me picarían en un lugar de mi anatomía tan raro y tan molesto de rascar?

Pero lo que no sabíamos es que los mosquitos iban a ser lo más normal en lo que al reino animal se refiere, que íbamos a encontrar por allí.

Seguiré contando…