El Niño del Pijama de Rayas ( Continuación)

Me enfrentaba a un viaje largo en avión , de los que te permiten ver películas ( en plural), hacer crucigramas y leer…
Pensé en un libro no muy pesado y con letra grande, por la incomodidad y mala iluminación, del asiento de los aviones y, elegí este.
Desde el primer momento me enganche, intuyes el final, si es que alguien no te lo ha contado antes, pero nunca piensas en los sentimientos que despertará en ti cuando lo leas…
Me encontré transportada al lugar donde cambió la vida del protagonista, sus amigos se hicieron mis amigos y su aventura o desventura era la mía…



Ese “Niño con Pijama de Rayas” hizo mella en mí; su lectura terminó a la par del vuelo, pero la impresión que grabó en mi alma fue honda, y sentí impotencia contra esa situación tan injusta, odié a los que repartieron tanto sufrimiento, tanto dolor a un pueblo, que no había hecho nada más que nacer bajo un estigma, el de ser judíos…
Hoy mis sentimientos viajan en un limbo sin rumbo, no sé qué creer.




La impotencia y la rabia siguen ahí, pero un pequeño detalle ha cambiado, el niño del libro que yo leí, ya no lleva pijama de rayas. Ahora aparece ante el mundo con un palestino a la cabeza, para guarecerse del frío o, quizás simplemente tratar de engañar al miedo... Uno de esos pañuelos de cuadros blanco y negro que todos ya conocemos y, entre dolor y llanto, saca un rato para jugar, como hiciera antes cuando llevaba su pijama, con cualquier otro niño, y quizás como antaño,compartir lo poco que tiene prestandole a su amigo uno de esos palestinos…