¡Qué preguntita!

Una cena entre amigos.
Saltándonos el protocolo nos sentamos como siempre, cinco hombres a un lado, cinco mujeres a otro. Esto nos permite aislarnos de conversaciones “de chicos” y centrarnos en las nuestras.
La hija de una de mis amigas está a punto de casarse, y entre tantos momentos que comparten ahora, preparando la boda, tienen un rato de "conversación trascendental" y la joven le pregunta a su madre, así, sin anestesia, que si ella sigue sintiendo cosquilleos en la barriga cuando mira a “papa”.
Me hizo gracia la reacción de la madre, que según nos contó, le dijo a su hija, en otras palabras más fuertes que no repito, que abriera los ojos, porque la pasión dura un tiempo, pero la convivencia ha de durar para siempre.
Entonces el debate estaba servido.
Sólo una de nosotras aseguraba (que no quiere decir que sea cierto) que ella cuando se encuentra a su marido en la calle, aún siente el cosquilleo que sentía cuando se conocieron.
Las demás defendíamos que el hueco que va dejando la pasión se va llenando poco a poco con respeto y cariño, y que es ley de vida que sea así.
La pasión se pierde, o al menos disminuye, pero el amor verdadero, ahora que conoces realmente a la otra persona, con defectos y virtudes, crece.
En el esperar a que ese hueco que deja la pasión sea llenado plenamente por el amor está el secreto del NO DIVORCIO.
Con excepciones, por supuesto, la mayoría de las separaciones de hoy vienen dadas por no esperar a que ese respeto mutuo, y ese cariño acabe de aflorar.
Se acaba la pasión= se acaba la convivencia.
No sé lo que pensareis, pero a mí esta conversación entre amigas, me hizo reflexionar.
Y los hombres mientras tanto que si KaKá, que si Cristiano Ronaldo…