Cuentan que un maestro oriental vio cómo un alacrán se estaba ahogando, y decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán le picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó y el animal cayó al agua de nuevo. El maestro intentó sacarlo otra vez y otra vez el alacrán le picó.
Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo: “Perdone maestro, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua el alacrán le picará?”. El maestro respondió: “La naturaleza del alacrán es picar, el no va a cambiar su naturaleza y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar y servir”. Y entonces ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño, sólo toma precauciones y no permitas jamás que la conducta de otras personas condicione la tuya.
Hermosa reflesión recogda por Anthony de Mello.
ResponderEliminarUna auténtica lecion de filosofía de vida.
Gracias por trernosla. Un beso
André, gracias por decirme la autoría del escrito. La verdad, no sabía de quién era.Aimplemente me encantó. Ahora mismito lo pongo.
ResponderEliminarUn abrazo
Bueno......en verdad la vida nos hace cambiar a medida que nos van haciendo daño....no cambio mi naturaleza.....simplemente me vuelvo con la edad mas autista para protegerme....
ResponderEliminarangie
Pues sencillo no es, pero debería ser así. Aunque creo que cada cicatriz que nos va quedando algo sí nos cambia, no?
ResponderEliminarBuen finde Montse! Muakkkk
Buena enseñanza para ponerla en práctica.
ResponderEliminarEstá bien este de hoy porque hay mucho alacrán suelto.
ResponderEliminarBesos.
Entre los alacranes o escorpiones es frecuente el canibalismo y no necesariamente porque estén hambrientos y no tengan otra cosa que comer. En el curso de su larga existencia sobre el planeta, seguramente su instinto les ha enseñado que, o comen o serán comidos.
ResponderEliminarP.D.: El maestro murió de apnea; no de cangrena.
Habrá que ir con pies de plomo, observar, conocer la naturaleza de aquel que nos necesita... ayudar con tiento, desconfiar para poder actuar con eficiencia y sin sufrir un daño.
ResponderEliminarBesito volado.
Mar,
ResponderEliminarbienvenida a mi rincón. Sí, la historia no tiene desperdicio. Da para pensar y pensar en busca de las consecuencias que conllevan nuestras acciones. Yo no sabía la autoría, simplemente me llegó, me gustó y lo colgué, pero André me dijo que la reflexión es de Mello.
Sea de quien sea, es un buen texto que abre puertas a pensar...
Un abrazo
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Angie,
los palos nos endurecen, y a veces bajo el peso de la rabia, dejamos por momentos de ser nosotros mismos, es difícil actuar como el monje, pero es fácil pararse a reflexionar sobre nuestra postura.
Un abrazo
Latris,
ResponderEliminarSomos humanos, nuestra piel es sensible, y como tú bien dices, actos como este dejan cicatrices, que si bien no duelen, nos reduerdan lo que hubo una vez. No me culpo, ni culpo a nadie.
Un abrazo y buen finde a tí también
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Tracy,
me lo pareció y por eso la compartí.
Un abrazo
Toro,
ResponderEliminarQué verdad más verdadera!
Un abrazo
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Bixen,
jaja, pero...¿fuiste tú quien le avisó de que no volviera a intentarlo?
...
Un abrazo
Brujita,
ResponderEliminarBienvenida a mi humilde rincón.
Las tuyas sí son palabras con fundamento.
Quizás a veces nos pasamos de metomentodos. Sí, lo mejor es pararse 5 minutos a ahondar en la naturaleza del ayudado.
Me gustó tu comentario
Un abrazo
Montse, he suprimido mi comentario porque quizás no entendí bien el texto y metí de lleno la mata, a veces me ocurre; lo siento, pero me indujo a esa reflexión. Un saludo.
ResponderEliminarMar.
Mar, es la parte buena de la literatura, que a cada uno nos habla de una manera distinta. Nunca te preocupes de entender de una u otra forma. Lo importante es que un texto te llegue dentro.
ResponderEliminarUn abrazo y paso a hacerte una visita.
;)
Es una fábula preciosa, pero no es nada sencillo responder "tercamente" con el bien a quien se empecina en hacerte el mal, la verdad es que es un gesto heroico cuando se trata de personas.Sin embargo, sí que es cierto que tendemos a comportarnos como somos, a pesar de los pesares.
ResponderEliminarun abrazo
Más que difícil diría yo, Rosa. La verdad es que responder con un bien a quien te hace mal es de santos. Gracias por tus palabras
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Montse, es muy cierto lo que comentas, pero este medio, a veces, es muy susceptible a las malas interpretaciones y metemos la pata(no la mata, ups... jeje...).
ResponderEliminarHola Montse...una reflexión de sobresaliente...
ResponderEliminar¿sencillo? ...pues yo diria que no...supongo que la primera reacción, "en caliente" es lo que solemos hacer la mayoria...sería decir ¡¡que le den!!! jajaja...supongo que llegar a ese punto de sabiduría es bastante dificil... pero está claro que deberíamos intentarlo una y otra vez...
Feliz Finde...y muchos besitos
...
ResponderEliminarMi tozudez, tu tozudez nos abraza en esa mistérica ley gravitatoria, haciéndonos colisionar o refutarnos, para descubrir la magia cuando uno gravita en torno al otro.
Sin remedio, condenados por tercos, esquilmados, preservamos a quien no desea nuestra mano abierta, impertinentes con el desaliento...
Buena reflexión. Así debe ser.
ResponderEliminarUn abrazo grande para ti.
Mercedes
Mar,
ResponderEliminarde nuevo gracias, a tí por pasar una y otra vez. Esto se ha convertido en toda una charla entre amigas. Un abrazo
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Anakonda,
Pues sí. Yo pienso que mi reacción hubiera sido la misma ¡Qué le den!, pero no viene mal pararse a pensar si esa es la reacción que deberíamos haber tenido.
A mí al menos me hizo pensar.
Un abrazo
Tronken,
ResponderEliminaraunque me costó llegar a entender, ya sabes de mi limitaciones, decirte que me alegro de estar de acuerdo contigo o de que túlo estés conmigo, que es lo mismo.
Un abrazo
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Mercedes,
Sí, es buena. Demasiada miga para un pan tan pequeño.¿No?
Un abrazo
Sencillo no es, más bien, complicado. Pero habrá que intentarlo al menos.
ResponderEliminarAmelche, jaja, creo que ni tú ni yo valemos para eso.
ResponderEliminarBesos
Buena entrada, de las que hacen pensar. Besos
ResponderEliminarHuy, yo eso me lo creía en los tiempos que leía la oración de la rana. Pero, si yo no llego a cambiar mi actitud con algunas personas, hoy estaría aniquilado totalmente.
ResponderEliminarHe aprendido a ayudar a los demás, pero también , a defenderme como el escorpión, no me ha quedado otra. Y hablo con conocimiento de causa, y ya sabes por dónde voy :)
Por cierto, al de la rana, le condenaron por escribir esas cosas.
¿Se defendió en aquella ocasión? jeje
Hola de buenas noches...
ResponderEliminarNo tengo buenos recuerdos del alacrán, algún día te lo contaré...
Besotes de lindos sueños
Hola amiga lejana, algunos son alacranes, otros abejas, los hay elefantes, también caballos y corderos, pero el único ser que puede cambiar su condición es el hombre, aunque son muy pocos lo que llegan a ser humanos... Va para ti un cordial saludo deseándote una buena vida, Rodisi
ResponderEliminarPilar,
ResponderEliminarme alegro de que te haya gustado.
Un abrazo
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Asaborido,
Sí, te entiendo, y entiendo que todos tendamos a defendernos si somos o pensamos que somos atacados. De ahí la valía de la acción del maestro.
Esta vida...
Un saludo
Balo,
ResponderEliminar¿Te picó alguna vez uno?
¿Recuerdas cuando encontré aquel tan grandísimo estando en México?
Qué horror. Lo llevo grabado. NO creo que yo me atreviera siquiera a intentar salvarlo si se estuviera ahogando.
Un abrazo ( Sí, cuéntamelo ;) )
Rodisi,
ResponderEliminarprecioso comentario lleno de sabiduría. Sí, por ser superiores (o eso pensamos) tenemos la opción de cambiar nuestra naturaleza, pero patinamos cada dos por tres. Quizás sería mejor que no tuvieramos esa capacidad ¿No? Así la humanidad sería más humana.
Un abrazo en la distancia
Me gustan las reflexiones de Anthony de Mello y sus cuentitos el año pasado leí mucho de él, en su página oficial.
ResponderEliminarUn besito
que sabia y linda eres.
ResponderEliminarDaril, no sabía que de Mello tenía una página oficial. Ahora mismo la busco y pongo un enlace.
ResponderEliminarUn abrazo grandote y...
Gracias.
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La historia de Leonardo,
Mil gracias, me hiciste sonrojar
Un abrazo
No es fácil porque hemos perdido gran parte de nuestra capacidad de empatía y solidaridad; pero deberíamos volver a recuperarla aún a pesar de las cicatrices.
ResponderEliminarGracias por compartir sabiduría:)
dos abrazos
Esta sabiduría, Marí Luz, la tomé prestada.
ResponderEliminarTienes razón, lo que "es" no se corresponde con lo que "debería ser"
Un abrazo