Me llamo Paul. Llevo una vida tranquila. Trabajo en el Centro de Investigaciones San Fernando. Gané mi puesto por méritos propios. Con apenas tres años ya sabía hacer sumas y restas sencillas, abrir y cerrar puertas girando el pomo o la llave, conectar y desconectar una alarma…
-¡Es muy inteligente!- suelen decir de mí.
Estoy rodeado de un equipo muy bueno que me aprecia y al que aprecio. Soy parte importante en muchas de las pruebas que aquí se llevan a cabo. Como digo, mi vida transcurre feliz y sosegada, pero… Siempre hay un pero.
- ¿Por qué tengo que dormir sobre paja dentro de una jaula, bajo el cartel de “PRIMATE Nº3”, en lugar de en una habitación con una cama, como el resto del equipo?
Hoy un microrrelato, la mar de "micro". Espero robaros una sonrisa.
ResponderEliminarUn abrazo
Todos alguna vez en nuestra vida hemos sido ratón de laboratorio, la medicina muchas veces experimenta en nosotros y afe que yo lo he sido, por lo demás yo duermo en una nube.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato
Un beso,
Mirando las noticias, y al paso que vamos, un día de estos se va a invertir la historia; el cartel dirá HOMBRE Nº2, (Humano quedaría descolocado)
ResponderEliminarBesos Mon, muy bueno.
Se te quiere por acá.
Muy buena reflexión. Un beso enorme
ResponderEliminarE ahí la cuestión...
ResponderEliminarBonito microrrelato, Montse, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUn beso.
Jaja, Saudades, pues eso de dormir en una nube no está mal. No te quejarás de que esté dura.
ResponderEliminarUn abrazo
Vivian,
ResponderEliminarPues sí, no me extrañaría pero que nada de nada. Espero no llegar a verlo.
Sé que me quieres, gracias, amiga.
Un abrazo
Rampy, gracias.
ResponderEliminarUn saludo
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Tracy,
jaja, e ahí el dilema...
Un abrazo
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María,
mil gracias, amiga.
Un abrazo
Muy pronto se lo dirán, no son tan buenos.
ResponderEliminarIgnacio, espero que lo hagan con suavidad. Paul es un buen chico.
ResponderEliminarjaja
Un saludo y bienvenido.
;)
El primer trabajo de mi vida fue hacer quesos. Algo maravilloso y que me encanta. El segundo fue sacarle sangre del corazón a cobayas para hacer el análisis de la brucelosis a vacas, cabras y ovejas. De 15 se me morían 10 la primera vez. Luego no se morían ninguna. Pero no sé que sería peor, porque las supervivientes iban al zoo de Jerez para que se las comieran las serpientes y las rapaces. Vivas.
ResponderEliminarAún no me he repuesto del trauma.
Me hace recordar una película de la década de los 70 “El planeta de los simios” donde ellos eran los inteligentes del planeta y nosotros los dominados, cazados y encerrados en jaulas para posteriores experimentos… La paranoia de los hombres sigue aun en pie, va para ti un saludo enla distancia amiga, Rodisi
ResponderEliminar¡Estupendo! El final es inesperado e ingenioso.
ResponderEliminarUn besico
Alfonso,
ResponderEliminarpara las personas sensibles, y tú lo eres, es un trabajo totalmente indeseable. Imagino lo que tuviste que pasar.
Gracias a Dios ahora tienes uno mucho más atractivo.
Un saludo
Rodisi,
ResponderEliminarEs cierto Rodisi, y también a "rebelión en la granja" de George Orwel, en donde también los animales se humanizan, o mejor dicho deshumanizan.
Quizás algún día acabemos así.
Un abrazo
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Gracias, Rosa.
Me alegro de que lo hayas disfrutado.
Un besazo
¡Que ternura la tuya! ¡Que sensibilidad reflejas en este micro relato!
ResponderEliminarAhora te envío un abrazo.
Mercedes.
Ya conoces Mercedes, y tú mejor que nadie, mi vena de niña.
ResponderEliminarjaja
Gracias. Me lees con muy buenos ojos.
Un abrazo a tí también
Tiene toda la razón.
ResponderEliminarYa basta de discriminación.
Besos.
Jaja, Toro, aquí en nuestra España, esa tan abierta y generosa, seguro que sus recriminaciones encuentran consuelo.
ResponderEliminarUn abrazo
Javier tenia que hacer un microrelato para el Cole la semana pasada. La próxima vez le diré que te visite. Besos.
ResponderEliminarY yo encantada, Pilar.
ResponderEliminarUn abrazo
ainsss Montse.. a mi una sonrisa no, que me ha dado pena y todo :-((
ResponderEliminarBesotesss!!!!
Jaja, Alma, si es que eres muuu buena gente.
ResponderEliminarUn abrazo
Eres genial! Por eso vengo a dejarte un besazo!
ResponderEliminarOtro para Paul!
Amig@; una buenísima apreciación, y muy graciosa, por cierto.
ResponderEliminarNo cabe duda:
Existen ciudadanos de primera y de segunda, y los de segunda por mucho que superen a los de primera, siempre se les dará un empujoncito, para que no salgan de ahí.
Triste vida, amiguina. Pero ¿quién dijo que siempre será así?
Un beso, y un abrazote.
Gracias Latris,
ResponderEliminarrecibidos esos dos besotes.
Un abrazo para tí.
Celia,
ResponderEliminarpara buenas apreciaciones las tuyas. Es cierto, además sucede desde que nacemos, que existen personas que nacen con estrella y otros que nacen estrellados.
¿Injusto?
Un poco. Y admás hacemos poco por cambiarlo.
Un abrazo
Hola, Montse:
ResponderEliminarLlego a través del blog THC. Pedí poder ver cómo pintabas. Y mi curiosidad fue amablemente saciada...
Buscando cómo pintabas he descubierto cómo escribes... Y, ¡qué sorpresa! Me ha gustado mucho. Mucho.
Relato brevísimo. Muy claro. Muy limpio. De una profundidad y renuncia rabiosas. Y de una belleza sencilla. Elegante por lo sencilla. Corrosiva incluso. De las que te entran por los ojos y se duermen al calor del rincón donde nos duelen las cosas. Donde nos fustigan. Donde nos despiertan.
La sorpresa final es la clave. Pero, claro..., eso no es ninguna sorpresa. : ) Las sorpresas son siempre la clave de algo. Y tú has sabido plasmarlo en un puñadito de dignas palabras que son todo un alegato de Vida.
Enhorabuena! De verdad.
Ahora..., seguiré buscando a ver cómo pintas. Jeje.
Y volveré. Seguro que volveré. :)
Gracias por todo Bea. Te he dejado un comentario en tu blog agradeciendo cada uno de tus piropos, pero quería dejar también un agradecimiento en forma de palabras en este apartado de comentarios.
ResponderEliminarEres un encanto, y eso se nota.
Un abrazo
Hija mía, así de larga:
ResponderEliminar:)))))))))))))))))))))))))))))
Me llamo Adam. Vengo de parte del Sindicato de primates.
ResponderEliminar¿Me indica dónde está nuestro afiliado Paul, por favor?
Ni por un momento pensé en ese estupendo final que me hizo recordar a alguien muy cercano que trabajaba en psicología experimental...aunque también puede ser una metáfora de los tiempos que corren.
ResponderEliminarRealmente me ha gustado mucho.
Un abrazo
Ana,
ResponderEliminar¡cuánto me alegro!!
Un abrazo
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Juanra,
jaja, pues no te creas, no estamos tan lejos de situaciones así.
Un abrazo
Oteaba,
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Un micro sin final inesperado, es menos micro, jaja
Un abrazo
Jaja, me engañeste del todo.
ResponderEliminarMe encantó.
Abrazos
Teresa
Teresa, Jeje, es que un micro sin final inesperado no está completo.
ResponderEliminarMe alegro de que te gustara.
Un abrazo
Montse, permite que no sonría. Es magnífico y brutal el relato. Es una auténtica bofetada al 'homo sapiens'. Te felicito
ResponderEliminarAhora sí te sonrío y te abrazo
Gracias, Mariluz.
ResponderEliminarHay tantas clases de sonrisas...
Un abrazo
Partidario soy del sacrificio animal en nuestra redundancia.
ResponderEliminar¿Hasta donde se estira tamaña aseveración?
Hasta donde sea posible.
Sin embargo nunca se me ha visto y si no cambio se me verá. en una plaza de toros o en semejantes eventos, ya sean con reses o cualquiera otra raza.
Un saludo de buenas noches. :)
Es cierto Rafa, que el sacrificio animal con causa justificada tiene que existir. Muchos logros han dependido de ellos, pero como tú, estoy en contra de toros y caza por placer. Más de un disgusto me ha costado el tema.
ResponderEliminarUn abrazo