Y cuando el cántaro se rompe, su alma, el hueco... ¿A dónde va?
Una vez leí estas palabras y quedaron grabadas a fuego en mi mente.
Siempre me ha gustado pintar “barros”, quizás por que naci en Talavera de la Reina, “La ciudad de la cerámica”.
Viví durante años en contacto con este mundo de la arcilla. Visité las fábricas e incluso tuve el privilegio de usar el torno alguna vez, y notar cómo al contacto de mis dedos y acariciado por mis manos, un originariamente amorfo bloque de arcilla, comenzaba a tomar volúmenes y huecos, estratégicamente repartidos por su torso humedo,suave y firme. Quizás ahí me empapé de estas formas, objetos inertes pero con vida, verdaderas metamorfosis de lo más simple a lo sublime y delicado. Y yo creo que con alma…
Entonces empecé a pintarlos.
No es extraño encontrar en medio de una página de cualquier libro que haya pasado por mis manos un cántaro, o cualquier otro recipiente de barro, dibujado con lo que tuviera a mano en aquel momento.
Es curioso cómo una forma plana de tan difícil simetría, se transforma en algo con volumen al darle las sombras y resaltar sus luces. Para mí es un juego, si no un reto, el conseguirlo a fuerza de oscurecer y aclarar por partes la pieza.
Pero no fui la única de mi familia que se enamoró de este arte, mi bisabuelo Pedro Jiménez de Castro, también lo hizo en su día. De oficio “Poeta”, le dedico unos versos al trabajador del barro, que aún hoy siguen usando muchos alfareros como tarjeta de presentación de sus trabajos:
Oficio Noble y Bizarro,
Entre todos el primero.
Pués en las artes del barro,
Dios fue el primer alfarero,
y el hombre el primer cacharro.
Hermana, ya me contarás que es esta aventura, en todo caso enhorabuena, me ha gustado mucho y no sólo por el sentimiento familiar, la página es buena.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Pues ya ves, que me he decidido a guardar "mis cosas" en un lugar en el que las veais y disfruteis todos, y al mismo tiempo en el que no se me pierdan ( ya sabes que TODO lo pierdo)
ResponderEliminarUn besote
¡Qué hermoso poema!, ya veo de dónde viene parte de tu sensibilidad. Quizá los "cacharros" tienen alma porque el "cacharrero" pone un poquito de la suya en ellos...
ResponderEliminarBesos. ;-)
Sabes?, nunca se me había ocurrido pensarlo ... Puede, por qué no.
ResponderEliminarBesos Carlos
jeje, genial, me ha recordado a aquella canción india americana, 'yo quiero que a mi me entierren
ResponderEliminarcomo a mis antepasados
en el vientre oscuro y fresco
de una vasija de barro' :)
Se notan los genes de tus antepasados :)