En suelo estéril,
Entre cementos y oxidados hierros,
Una flor, nacía…
Imagen extraña de en la muerte, vida.
Intrusa con fuerza, en mundo hostil,
Ella, allí se mantenía.
Simiente que el viento o ave despistada,
Depositara un día.
Pedazo de vida en tierra baldía.
Entre ajado metal y fria roca,
Una grieta se abrió,
Y semilla oportunista, a la vida abrazó.
Echó sus raíces buscándo su hueco.
Un tallo incipiente brotando a la luz,
Tímidas hojas poco a poco aparecían…
Y un cálido día, allá bajo el sol,
Esta flor se abría,
Luz y color entre tanta umbría.
Vivía de día, y de noche... dormía,
Cerraba sus pétalos, que al alba se abrían.
Ajena al tiempo, con fuerza allí seguía.
Tímida y callada, nadie la vería,
Solía decir para sí,
día tras día…
Pero mis ojos inquietos
Notaron su llamada,
Notaron su llamada,
y el color que desprendía,
Esta hermosa flor solitaria pero altiva,
Que fuera de su entorno, encontró la vida.
Eso es el coraje:
¡Vivir, donde aparentemente...No es posible la vida!
Sencillamente !!!GENIAL!!!.
ResponderEliminarEso es arte.
Un abrazo.
GABRIEL.
Muy bonito, vaya que sí. Dan ganas de coger la guitarra y ponerle melodía para hacer una canción...
ResponderEliminarSaludos,
JT
Gabriel, sencillamente GRACIAS!
ResponderEliminarJT: No es mala idea, no se me hab�a ocurrido. La guitarra la coges t� o la cojo yo?.
Besssoss