No sé la edad que yo tendría por aquel entonces, 9 o 10 años quizás; tampoco recuerdo dónde leí por primera vez esta maravillosa historia de Gabriel y Galán, pero que aún me sigue emocionando…eso sí es cierto.
En el pasado, con este bonito y tierno relato en verso, descubrí que la poesía tiene voz y se deja oír.
La leía y releía una y otra vez e incluso recuerdo haber llevado a cabo torpes intentos de ilustrar con dibujos partes del poema...
Hoy sólo guardaba su recuerdo, que como veis me acompañó toda la vida, y algunos versos que aún se escondían en el fondo de mi memoria.
Os lo dejo para que juzguéis por vosotros mismos , creo que no necesita más comentarios:
He dormido esta noche en el monte
con el niño que cuida mis vacas.
En el valle tendió para ambos
el rapaz su raquítica manta
¡y se quiso quitar-¡pobrecito!
-su blusilla y hacerme almohada!
Una noche solemne de junio,
una noche de junio muy clara...
Los valles dormían,
los búhos cantaban,
sonaba un cencerro,
rumiaban las vacas...
y una luna de luz amorosa,
presidiendo la atmósfera diáfana,
inundaba los cielos tranquilos
de dulzuras sedantes y cálidas.ç
¡Qué noches, qué noches!
¡Qué horas, qué auras!
¡Para hacerse de acero los cuerpos!
¡Para hacerse de oro las almas!
Pero el niño ¡qué solo vivía!
¡Me daba una lástima
recordar que en los campos desiertos
tan solo pasaba
las noches de junio
rutilantes, medrosas, calladas,
y las húmedas noches de octubre,
cuando el aire menea las ramas,
y las noches del turbio febrero,
tan negras, tan bravas,
con lobos y cárabos,
con vientos y aguas!...
¡Recordar que dormido pudieran
pisarlo las vacas,
morderle en los labios
horrendas tarántulas,
matarlo los lobos,
comerlo las águilas!...
¡Vaquerito mío!
¡Cuán amargo era el pan que te daba!
Yo tenía un hijito pequeño
-hijo de mi alma,
que jamás te dejé si tu madre
sobre ti no tendía sus alas!
-y si un hombre duro
le vendiera las cosas tan caras!...
Pero ¿qué van a hablar mis amores,
si el niñito que cuida mis vacas
también tiene padres
con tiernas entrañas?
He pasado con él esta noche,
y en las horas de más honda calma
me habló la conciencia
muy duras palabras...
Y le dije que sí, que era horrible...,
que llorándolo el alma ya estaba.
El niño dormía
cara al cielo con plácida calma;
la luz de la luna
puro beso de madre le daba,
y el beso del padre
se lo puso mi boca en su cara.
Y le dije con voz de cariño
cuando vi clarear la mañana:
-¡Despierta, mi mozo,
que ya viene el alba
y hay que hacer una lumbre muy grande
y un almuerzo muy rico... ¡Levanta!
Tú te quedas luego
guardando las vacas,
y a la noche te vas y las dejas...
¡San Antonio bendito las guarda!...
Y a tu madre a la noche le dices
que vaya a mi casa,
porque ya eres grande
y te quiero aumentar la soldada...
Rodeada de niños estoy yo desde ayer...Me encanto el video que me enviaste, ¿puedo tutearte?
ResponderEliminarEs que si no lo haces no vamos a "ningún sitio". Ya hablaremos más despacio de eso de los niños.
ResponderEliminarKss
Me has recordado mi niñez.gracias.
ResponderEliminarQuerida amiga: He estado viendo tu página,me he emocionado al ver la poesía de Gabriel y Galán, la conocí con nueve años¡ayer¡,siempre me ha emocionado,es de lo más tierno, estaba en ingreso y recuerdo que me la copie de un libro de "las mil mejores poesías de la lengua castellana", yo no tenía entonces permiso para cogerlo,para mi estaba censurado por la edad...
ResponderEliminarM.D.
Amiga mía: mis primeros recuerdos también están acunados po la voz de mi madre recitando estos versos de Gabriel y Galán (y otros poemas como el de "caminaba el Nazareno..." o "la muñeca que te gusta cuesta un duro asi que afuera...")
ResponderEliminarSaludos
Es un lujazo tenerte por aquí, mil gracias. Yo recuerdo a Espronceda ( mi hija con 9 años está en este momento aprendiendo su "Con cien cañones por banda...) y al burrito Platero de J.R. Jiménez... ¡Qué recuerdos!
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