Un día raro

Fue el de ayer un día muy, muy raro; un cúmulo de circunstancias lo hicieron intenso; tan intenso, que hubo momentos en los que sentimientos y hechos, se mezclaban sin orden, sin darme tiempo a asimilarlos uno por uno.

Quería disfrutar o empaparme de cada minuto, y de cada novedad que me trajera ese nuevo lapso de tiempo, pero cuando intentaba apretar el botón de “PAUSE “y, frenar el ritmo, algo nuevo empujaba por detrás y, entonces la marcha rápida volvía otra vez, y un nuevo elemento se unía a la carrera…

Colgué un cuadro que ansiaba disfrutar, al lado de mi cama, sin tiempo para pararme a mirarlo.

No pude hacerle una foto y mandársela a quien me lo había regalado hasta las 11.30 de la noche…

Pero cuando me acosté, me empapé de toda la paz que desprende, esa que me había hecho falta durante todo el día...

Tuve que escribir algo muy difícil, que exigía toda la concentración posible, pero el Monzogo ya había nacido, y había sido un parto muy esperado, que requería también mi atención…

En plena mezcla de ingredientes de todo tipo, se me coló uno que no estaba en la receta, un SMS, que ni por asomo esperaba y que también requería mi intervención y, una buena ración de calma y tacto.

En fin, que… ¿Quién no se ha sentido alguna vez sobrepasado por el entorno, al límite de la capacidad de atención y sintiéndote culpable por no poder implicarte algo más…?

Y… para colmo de males, mis dos hijos pequeños se pusieron a TOCAR LA FLAUTA.
:D