La Oreja de Van Gogh

La Oreja de Van Gogh actúa en Roquetas de Mar.

Tomo la decisión de NO FALTAR, aunque sea desobedeciendo las ordenes del otorrino, que me ha prohibido tantas cosas… Tengo un trauma acústico (lo que padece la gente que ha soportado una explosión muy fuerte, como una bomba) y pierdo oído con esta clase de eventos con ruidos fuertes, así que me armé de dos tapones y decidida fui a disfrutar de lo que se dejara oír, que al fin y al cabo no importa, puesto que llevo dentro de mí, casi todas sus canciones…

Al lado una chiquilla de unos dieciséis años que miraba de refilón mis artimañas para ponerme y quitarme los tapones cada vez que las palmas y chillidos subían de tono… Con el disimulo que permite su corta edad le comenta a su amiga que también con el mismo nivel de disimulo, me mira a las orejas “discretamente”.

Esa fue mi cruz.

No me importaron los tapones, ni el no poder disfrutar a tope de las canciones… era feliz, salvo por la mala suerte que tuve con la petarda de al lado.

Aparte de pasarse saltando DE PIE todo el concierto, acaparando su silla y la mía, chillaba como una rata cuando la canción se acababa, (tapones ON). No llegué a comprender el por qué, y os juro que me dieron ganas varias veces de preguntar de que sirven esos chillidos…

Por si esto no fuera suficiente, la pobre se dejó el ritmo en casa, y cuando todos (incluida yo) dábamos palmas al compás que marcaban los de la Oreja… ¡plas, plas!,ella totalmente a destiempo hacía ¡plos!, con lo que lo que se conseguía era algo así como un plas, plas, plos, plas, plas, plos…Qué os aseguro que es súper difícil de describir.

Llegó la hora de mi canción preferida, JUEVES… Tan bonita… bajaron la intensidad de las luces, todo era silencio y decido poner mis tapones en OFF por un rato, pues no había música estridente, sólo Leire, yuna guitarra… y entonces la oí.

La chiquilla cantaba más fuerte que el grupo, las filas de delante se volvieron a mirarla y, ella feliz de ser escuchada. No se daba cuenta, o al menos no le importaba, el hecho de que le separaban unos cuantos tonos del correcto.

Opté por recurrir de nuevo a los registros de mi mente, y escuchar por dentro y…tapones en ON .

¿Cómo se puede cantar tan mal?

Como broche, después de dos canciones melódicas a guitarra, volvió la marcha; con ella sus saltos de locura y desmelene de histéricos movimientos frenéticos, en uno de los cuales enganchó uno de sus pendiente, una estrella, parece ser que MUY fugaz, que voló hasta caer tres filas por delante… Teniendo en cuenta que estábamos en la sexta fila, no aterrizó en el escenario de puro milagro.

Balance… positivo porque me encantan…

Y como guinda del pastel, aún quedaba algo más...

Mi amigo Ángel, el fotógrafo oficial, me coló en el camerino, y allí los conocí…

Pero como esto es ya muy largo, os lo cuento con una imagen:

Gracias Ángel, y gracias a vosotros amigos de la Oreja, por derrochar tanta simpatía, en esos escasos minutos que compartí con vosotros.

Gracias Leire por tu abrazo...

Un beso desde Roquetas...