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sábado, 8 de marzo de 2008

Y ...de vuelta a Pompeya 3



Dejamos a Modesto durmiendo para siempre sobre el catre del prostíbulo...


Como Modesto, el resto de los habitantes de la ciudad murieron a causa de los gases que manaron del volcán, pero volvamos de nuevo a aquel día e indaguemos un poco que fue lo que realmente pasó .

Simplemente la parte más alta del
Vesubio había volado por los aires, el volcán emitía gases, polvo y cenizas en cantiodades insospechadas. Esta comenzó a acumularse en la atmósfera, formando una nube negra que el viento empujó hacia el sureste. Así, Pompeya quedó oscurecida como si se hiciese de noche cuando aún era de día… entonces gruesas capas de ceniza cubrieron las dos ciudades situadas en la base de la montaña, y sus nombres y localizaciones fueron olvidados.

Herculano fue redescubierta en 1738, y Pompeya en 1748.

Durante las excavaciones, a veces aparecían huecos en la ceniza que habían contenido restos humanos. En 1860, el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli sugirió rellenar estos huecos con yeso, obteniendo así moldes que dejaban ver con precisión el último momento de la vida de los ciudadanos que no pudieron huir de la erupción.

Modesto, fue uno de ellos, pero hubo tantos… y tantas las actitudes que estos estudios demuestran… Son fósiles de los esqueletos de los habitantes de la ciudad recubiertos con yeso que nos narran de la forma más verídica imaginable los últimos momentos de estos personajes, las escenas y los escenarios en los que murieron, como el panadero que se desplomó al lado de 81 hogazas de pan recién cocinadas; o la dueña de la Casa del Fauno, que fue petrificada cuando se huía hacia la calle portando una bolsa con sus pulseras de oro, los espejos de plata y cuantiosas monedas, o el cirujano que apareció al lado de 40 utensilios quirúrgicos de bronce cuidadosamente ordenadas para la próxima operación.




En algunos de ellos la expresión de terror es claramente visible. Otros se afanan en tapar su boca o la de sus seres queridos con pañuelos o vestidos tratando de no inhalar los gases tóxicos, y alguno se aferra con fuerza a sus joyas y ahorros. Hubo quien prefirió ahorrarse la agonía suicidándose y se puede observar su cuerpo al lado de pequeñas botellas que contenían veneno.





Los perros guardianes, ahora de piedra, siguen encadenados a las paredes de las casas de sus amos…







Escenas de dramatismo sin medida, de pavor a lo desconocido, a la muerte que lo tocaba todo a su alrededor… Uno a uno iban desplomándose, sin tiempo a reaccionar, sin sitio donde huir, sin poder pensar en nada más que en morir...

2 comentarios:

  1. Querida amiga:Describes muy bien los últimos momentos de Pompeya,me ha gustado¡como no!. Un beso.MªD

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  2. Me impresionó de tal manera todo lo que vi y oi aquel dia que tenia una deuda co todo el que disfrute con estas cosas como tu. Bss

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