El Potro Salvaje

Por aquel entonces tenía yo 19 o 20 años; todo romanticismo, ganas de vivir un mundo en el que disfrutar cada segundo lo más apasionadamente posible: de nuevo mi vida en Inglaterra.

Tuve la ocasión y el gran privilegio de visitar este lugar de ensueño en tres ocasiones, una de ellas con niebla y lloviznas , el “no va más”. Se trataba del bosque de New Forest en el sudoeste del condado de Hampshire

Como ya me vais conociendo sabéis que los árboles me apasionan, que muero por una campiña verde y húmeda y si a todo esto le añadimos la visión, quizás hoy inimaginable salvo en alguna película, de ciervos, potros y ponies salvajes trotando libremente por el camino, o sencillamente pastando en ese paraje surrealista, es algo para no olvidar nunca; como así ha sido en mi caso.

Estaba tranquilo, ajeno al resto del mundo y al más allá de sus árboles y su bosque, yo me hubiera acercado, pero el autobus tenía prisa...Pronto lo perdí de vista.

Me traje su imagen de libertad, naturaleza en puro esplendor, vida… y la guardé en lo más profundo de mi mente, bajo 7 llaves para k no se perdiera.

De repente, hace más o menos un año, esa materia etérea que formaba mi recuerdo, se hizo carne. Una inerte metáfora tomo vida y uno de aquellos potros se cruzó de nuevo en mi camino. Se dejo acariciar, comió de mi mano con miedo, pero a la vez con valentía.Y... se hizo mi amigo. Vivía entre los humanos sin renunciar a su libertad, a sus praderas y a sus alegres trotes sin rumbos, ni ataduras…

Hoy dudo… ¿desaparecerá de nuevo como lo hizo con el resto de su grupo aquella primera vez? Las distancias se alargan, sus visitas se acortan… ¿Y si no lo vuelvo a ver?

Entonces...Guardaré su imagen de nuevo, parte en mi corazón que tocó de lleno, y parte en mi mente, como en el pasado, bajo 7 llaves y 7 candados después, allí donde nunca … se pueda perder.

Mi Unicornio Azul

(Silvio Rodríguez)