Una tarde en Altaduna con D.Emilio Calatayud

Pido perdón porque es un post un poco más largo de lo normal pero no pude resumir más estas dos horas de interesantísima conferencia.

Una tarde en Altaduna, con El Juez de Menores Emilio Calatayud,
Llegó un poco tarde, pero risueño y con paso seguro.
Después de las presentaciones, por parte de la directora del Centro comenzó su charla, con la misma voz fuerte y tajante, que estamos acostumbrados a escuchar en los vídeos que circulan por la Web. Pero ahora no se trataba de un vídeo, ahora era él mismo en persona quien se dirigía a nosotros…
Comenzó con un escueto:
“Antes de la Constitución los menores no tenían derechos. Después de la Constitución tienen TODOS los derechos”.
Hoy los derechos del menor están recogidos por la Ley del Menor. Y los derechos del menor son obligaciones de los mayores.
Hizo mucho hincapié en el hecho de que se ha pasado en poco tiempo de un extremo a otro, y que este cambio tan brusco, es algo muy difícil de asimilar.
Nos dio el ejemplo del “Póntelo, Pónselo”: se les entregan preservativos a jóvenes a partir de los 13 años, y si no se lo usaron y, tuvieron relaciones, no pasa nada, le damos la pastilla del día después y listo. Los padres no tienen porqué enterarse de nada, si la niña, de 13, 14 o 15 años es considerada por el médico, como “madura”-Ley del menor maduro- está en su derecho de tomar la pastilla, pero ¿Con qué derecho el médico dictamina la madurez de una niña que acaba de llegar a su consulta?. Se han dado caso de menores a las que se les han administrado hasta 5 pastillas del día después sin el consentimiento de los padres.
Pero los padres tienen el derecho de velar por el bien de los hijos. Y sin saber lo que pasa con sus hijos, no pueden hacerlo.
Ni los padres, ni los profesores saben hoy hasta dónde se puede llegar. El principio de autoridad ha desaparecido. Hoy es muy difícil hacer ver a un niño que algo no está bien sin atentar contra su integridad física o moral, y nos dio el ejemplo del niño que va a meter los dedos en el enchufe. Solo está permitido decirle “pupa nene”, porque si le das un cachete, te llevan a la cárcel, y si le das argumentos adultos, estás creándole un trauma…
Hizo mención de su famoso Decálogo para crear un delincuente, que al parecer no es suyo, sino que es un extracto de distintas experiencias policiales con menores.
Nos dejó también una estadística muy curiosa:
Uno de los platos fuertes dentro de los delitos cometidos por menores en nuestra época son los de maltrato a los padres (de cada 20 delitos 3 ó 4 son de este tipo) y si antiguamente eran los chicos los que más los cometían, hoy en día las chicas casi les igualan (Antes un 80% chicos vs 20%chicas; hoy 55%chicos vs 45%chicas.) Y en gran número, los que los cometen son hijos adoptivos (por suerte hasta el momento, nacionales, pero en un mañana demasiado próximo serán adopciones internacionales, para lo que la ley española no está preparada).
Comentó también como la mayor parte de los delitos cometidos por menores están relacionados con el consumo de alcohol y sustancias, y nos dio una lista de productos que hoy en día usan nuestros jóvenes, adquiriéndolos en herbolarios y sitios parecidos, para pasarlo “mejor”
Piruletas de droga- en herbolarios o internet, a 1 €
Monguis- una especie de pizza elaborada con estas setas alucinógenas.
Pegamento- ha aumentado importantemente el esnifado de pegamento.
El líquido de las pilas…
Y el alcohol.
Y en otro plano, también están aumentando los menores ludópatas, y adictos al móvil o al ordenador.
Hay en suma muchos niños que se están volviendo “locos” por el consumo de todos estos productos alucinógenos a tan corta edad, y se enfrentan a sus monstruos como pueden aunque con ello cometan los delitos más horrorosos.
El “YO CONTROLO “, NO EXISTE.
Contaba que el 80% de los jóvenes que comenten delitos, no son delincuentes, los cometen “colocados” o enajenados por estas sustancias o bebidos y, nos dejó algunos casos escalofriantes de delitos cometidos con los jóvenes en estas circunstancias.
Pasó después a hablarnos de los deberes del menor, puesto que si tiene derechos, aunque esto “no venda” también tiene deberes. Y más importante aún, comentó que los padres de esos hijos delincuentes también tienen sus propios deberes relacionados con los delitos que hayan cometido sus hijos. Como ejemplo nos contó como la madre de un violador de 17 años tuvo que trabajar limpiando escaleras durante años para pagar una indemnización a las niñas que habían sido violadas por su hijo.
– Por unos segundos nos hizo también recapacitar en cómo se sentirían los padres de un delincuente (puso como ejemplo a los padres de los encubridores del asesino de Marta), cuando son padres normales.
Pasó después a comentar los pasos que se dan desde que un menor llega a comisaría, explicando con detalle los distintos modos y lugares de internamiento que existen y nos explico, dejándonos con las bocas abiertas por un rato, que por las noches en estos centros no se oyen gritos como en las prisiones, allí se escuchan llantos, de niños, que en el fondo es lo que son NIÑOS, QUE AL QUEDARSE SOLOS LLORAN.
Terminó contando con todo detalle, algunas de sus sentencias más famosas como:
- Tocar el tambor en todas las procesiones de Semana Santa.
- Limpiar el botellón al que le gusta la marcha nocturna.
- El que roba a gente mayor tendrá que pasear a ancianos en sillas de ruedas.
- El que se propasa con niños, irá a un hospital de niños a ayudar a los enfermeros.
- El que roba coches, tendrá que limpiar ambulancias y otros vehículos oficiales. - Los grafiteros blanquearán, pulirán o lijarán fachadas.

Y con esto habían transcurrido cerca de dos horas que se hicieron cortísimas, gracias a su amena forma de contarnos en qué consiste su trabajo.